viernes, 18 de mayo de 2012

COMENTARIO 5B DE PRIMARIA-SEGUNDA VERSIÓN


REFLEXIÓN

Todo el período de la infancia de Jesús, se nos dice que Él estaba “sometido” a sus padres y que “progresaba en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y los hombres”. Durante la mayor parte de su vida, Jesús compartió la condición de la inmensa mayoría de los hombres: una vida cotidiana sin aparente importancia, vida de trabajo manual, vida religiosa judía sometida a la ley de Dios, vida en la comunidad. No siempre recordamos esto, pero lo que más distinguió a Jesús fue su vida familiar. En cambio, a menudo consideramos sólo su vida pública.

Si Jesucristo nos ha redimido tanto con su vida oculta de Nazaret como con sus escasos tres años de predicador itinerante, entonces, los 30 años que pasaba detrás del portal de la casa sencilla de Nazaret no fueron menos fecundos. Lo manifiesta también la frase del Evangelio: “El niño crecía y se fortalecía, llenándose de sabiduría; y la gracia de Dios estaba sobre él.”

Ciertamente, el propósito común de María y José fue el de proporcionar una esmerada educación a Jesús y Él la asimiló con la actitud más confiada, diligente y sumisa que jamás ha tenido un hijo. María y José vieron cómo su inteligencia y su voluntad humanas se iban despertando, desarrollando y fortificando. Por otro lado, no sólo habrán buscado trasmitirle un gran número de conocimientos acerca de las costumbres y tradiciones del pueblo judío, sino sobre todo el mundo de valores y de ideales que los animaba, donde Dios lo era todo. Así habrán compartido muchas veces los mismos sentimientos, afectos e intereses.

Es esa la mayor riqueza que la vida en familia encierra. Sorprende, con qué eficacia se va trasmitiendo, casi irradiando hacia los demás. Quizá por eso la profetiza Ana se sintió atraída hacia esta familia. Es hermoso pensar que la Virgen María en persona le habrá contado a San Lucas todos estos detalles acerca de la niñez de Jesús. ¿Quién más lo podría haber hecho?

miércoles, 16 de mayo de 2012


MES DE MARÍA (21 DE MAYO DEL 2012)
1.    Monición de Entrada: En esta oportunidad ha tocado a la sección del 5B de Primaria la responsabilidad de conducir este justo e importante homenaje a nuestra Madre del cielo. María era una mujer de profunda vida de oración, vivía siempre cerca de Dios. Era una mujer humilde, es decir, sencilla; era generosa, se olvidaba de sí misma para darse a los demás; tenía gran caridad, amaba y ayudaba a todos por igual; era servicial, atendía a José y a Jesús con amor; vivía con alegría; era paciente con su familia; sabía aceptar la voluntad de Dios en su vida.

2.    Canto de Entrada: Junto a ti María

3.    Lectura del texto bíblico: Del Evangelio según Lucas 2,36-40
Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser, de edad avanzada. Casada en su juventud, había vivido siete años con su marido, y luego quedó viuda hasta los ochenta y cuatro años; no se apartaba del Templo, sirviendo a Dios noche y día en ayunos y oraciones. Presentándose en aquella misma hora, alababa a Dios y hablaba del niño a todos los que esperaban la redención de Jerusalén. Así que cumplieron todas las cosas según la Ley del Señor, volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño crecía y se fortalecía, llenándose de sabiduría; y la gracia de Dios estaba sobre él.

4.    Reflexión:
Estaba también la profetisa Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser, de edad muy avanzada. Se había casado muy joven, y a los siete años de matrimonio había enviudado. Tenía ochenta y cuatro años. Estaba siempre en el templo, sirviendo a Dios noche y día con ayunos y oraciones.
Se presentó en aquel mismo momento, y daba gloria a Dios hablando del niño a todos los que esperaban la liberación de Israel.
Cuando cumplieron todas las cosas que mandaba la ley del Señor, regresaron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño crecía y se fortalecía, lleno de sabiduría, y la gracia de Dios estaba con él. 
¡El mundo viejo ha pasado! El mundo, con sus deseos, está desapareciendo. Ana, la anciana profetisa, con ochenta y cuatro años a sus espaldas, debía de saberlo bien... ¡Sin duda, se ha acabado el tiempo de los deseos...! ¡Pues no! A Ana la sostenía un gran deseo: ¡servir a Dios, ver amanecer, por fin, el Día de Dios! Hija del Dios-luz, no podía dejar que se apagara en ella la lámpara del corazón antes de haber, visto con sus propios ojos la luz de lo alto.
«Lo que hay en el mundo, dice el apóstol san Juan, no procede del Padre»... Deseos egoístas, codicia de los ojos, soberbia del dinero. No es una condena de la vida, sino una orientación nueva de la creación, desorientada por el pecado. «Vosotros, hijos míos, habéis vencido al Maligno... » Entonces, ¡que vuestros deseos egoístas se transformen en ardiente deseo de solidaridad y de paz; que vuestra mirada se haga contemplación del rostro de Dios en el rostro de todo hombre; que la riqueza sea en vuestras manos manantial de inesperada felicidad para los que nada tienen! Porque la palabra de Dios en nuestro corazón es llamamiento a una vida nueva, a una juventud en la que renacerá el mundo. ¿Quién no querría pasarse la vida guiado por semejante deseo?



5.    Plegarias:
·    Por la Iglesia de Dios, para que, por medio de la Virgen María, ilumine y ayude a las personas que tienen dificultades e creer y buscan al Señor sinceramente. Roguemos a María...

·    Por los que rigen los designios de la patria, nuestros gobernantes, para que tengan una buena administración y el pueblo adquiera el bienestar y la paz. Roguemos a María...

·    Por los enfermos y necesitados de atención física o espiritual, para que confíen en todos nosotros que con la ayuda de la Virgen María les atenderemos. Roguemos a María...

·    Por las vocaciones sacerdotales y religiosas, para que nuestro pueblo, siempre, se pueda predicar la Palabra y administrar los sacramentos con libertad. Roguemos a María...

·    Por cada uno de nosotros, los aquí reunidos, para que nos llenemos de paz y alegría. Roguemos a María...

6.         Ofrendas: Presentamos estas ofrendas que van a ser para nuestros hermanos ancianos del Hogar San José y lo hacemos con mucho cariño y dedicación.

7.         Oración: Padre Nuestro, Ave María y Gloria

8.         Entrega de Imagen y bendición: Por el Padre Director Jorge Castillo Villanueva C.M.F

9.        Canto de Salida: Hoy he vuelto